El derecho debe ser una auténtica herramienta para la resolución de los problemas de las personas, pero también debe representar el instrumento idóneo para garantizar el progreso social en un contexto de respeto absoluto hacia las libertades fundamentales y a las garantías establecidas por el propio orden jurídico. Ahí reside el concepto de la paz.

Trabajamos con lo que es verdaderamente fundamental: con los derechos de las personas. Por ello, es importante garantizar que derechos como el de la propiedad privada, el de protección ala información y data personales, al respeto por condición de género, edad, orientación o situación física propia, sean motivo de salvaguarda permanente ante toda instancia administrativa o de justicia.